Si hacen una encuesta en la calle preguntando si hay que ayudar primero a los
de casa o a los de afuera, casi seguro que la mayoría dirá que primero los de
casa. Por supuesto!, Pero no
siempre nos damos cuenta de la gran trampa que nos han parado, haciéndonos esta
pregunta.
Quién nos lo pregunta y por qué ?
Enfrentarse pobrezas cercanas y lejanas es una patraña para que no se
ponga énfasis en combatir la pobreza
desde la raíz, desde sus causas. Poner
por delante la distancia a que está de nuestra casa la pobreza, normalmente
busca que no nos preguntemos el por qué se vulneran los derechos humanos de las
personas, que hace que no todos tengamos las mismas oportunidades, o por qué
1.000 millones de personas sufren el hambre
cada día. Y como hay que combatir
la pobreza hoy en día ?
Tan fácil de decir, como difícil de realizar a nivel personal y político. Combatiendo las desigualdades de
cualquier tipo. La desigualdad
económica, la desigualdad de poder, la desigualdad de oportunidades. Porque en el mundo hay sitio para
todos, hay recursos para todos y hay oportunidades para todos. Lo que es necesario es que avancemos, o retrocedamos, todos
juntos, hacia el punto intermedio donde todos podamos vivir con dignidad.
Hoy somos más conscientes de que nuestra responsabilidad no termina en nuestra
familia, en nuestro barrio, o en nuestro país. Nuestro móvil necesita coltan, un
metal por el que están muriendo y sufriendo miles de personas en la Rep.. Democrática del Congo. La ropa que nos ponemos está hecha en
China o en Marruecos. El café o
el chocolate vienen de África o de América Central. Nuestro mundo es global en las
ventajas y en las responsabilidades. Tenemos
una parte proporcional de la responsabilidad ética y social de lo que pasa en
el mundo. La cooperación y las
Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo nos ayudan a hacernos
conscientes de ello y a buscar alternativas. Hoy
seguimos acompañando a la gente más
empobrecida, pero también exigiendo al gobierno y a las empresas que cambien,
para garantizar una mejor distribución de la riqueza y de las oportunidades. Desgraciadamente,
para hacer todo esto, ahora tenemos menos recursos. Puede parecer la crisis de la
cooperación, pero es la crisis de valores y visión de toda una sociedad
encogida y asustada, que no acaba de asumir su condición de ciudadanos y
ciudadanas de un mundo global, y que los problemas y las soluciones se deben atender y
entender en clave global. ■
Francesc Mateo i Hosta
Director de Intermón Oxfam
en Catalunya y Andorra
Miembro del Consejo
Asesor de la Fundación
Catalana de l'Esplai
Foto cedida por Joan y Teresa